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Después de un intenso
entrenamiento en el gimnasio, nos encontramos en los vestuarios. La atracción
es innegable y la tensión se siente en el aire. Lo que comienza como una
simple conversación se convierte en una experiencia apasionada y ardiente,
donde el deseo y la lujuria toman el control. Una repetición que ninguno de
los dos olvidará.